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Historias

Su majestad el condón

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Fluorescentes, opacos, transparentes, verdes, azules, rojos, lisos, estampados, con tachones, con anillos y con texturas. Con olor a vainilla, chocolate, banano, coco o fresa. Largos, anchos, ajustados, gruesos o delgados. Mini o "extralarge". Con sabor a menta o frambuesa. Con lubricante, sin lubricante, ligeramente lubricados, extralubricados. Larga duración, con espermicida, ultraestimulante, sensitivo. El condón es el "rockstar" de los métodos anticonceptivos.
Por Melba Escobar
En una charla con amigas (mujeres profesionales, casadas y solteras, entre los 30 y los 38 años) me di cuenta de que todas -incluso con pareja estable- usaban condón para planificar. Solo dos de siete dicen no sentir lo mismo cuando usan preservativo. La más precavida confiesa haber perdido la virginidad con doble condón y los ha usado durante sus diez años de matrimonio, hasta el día en que decidió quedar embarazada. Al tercer intento logró concebir, pero antes de decidirse el marido de mi amiga y futuro padre probaba los condones después de cada relación llenándolos de agua, como en una prueba científica para verificar su calidad.
Muchas amigas reportan haber tenido algún accidente. Con más frecuencia de la que se espera, el caucho se queda adentro y hay que emprender una labor de búsqueda que está lejos de resultar estimulante o atractiva en el menor grado. La mujer tiene que imitar posturas de contorsionista mientras la pareja inclinada, posiblemente en cuatro patas, emprende una inspección exhaustiva para recuperar la goma.
Los embarazos no deseados parecen ser la mayor razón para que las mujeres decidan asumir, finalmente, una sexualidad responsable sin dejarlo siempre en manos de los hombres. Y no es raro que en las billeteras de algunas haya un condón. Otra de mis amigas me dijo que la pérdida de la virginidad fue un asunto complejo por cuenta de la poderosa goma. Las tres primeras veces, el galán en cuestión, virgen, púber y tembloroso, no pudo acomodar la funda en su sitio.
Al menos no a tiempo. No es raro. Los hombres -por nerviosos o torpes- tienen dificultades con la manipulación y ubicación apropiada del dispositivo, especialmente cuando son menores de veinte años o inexpertos. Con frecuencia la inseguridad que les genera ser vistos mientras intentan con torpeza encapuchar al honorable miembro, los lleva a "preferir no usarlo". Como mujer, me cuesta trabajo juzgar esta conducta. Por suerte no he sido yo quien ha tenido que interrumpir una escena romántica para buscar la billetera, acceder a la goma y enjaular al pajarito.
Entiendo que pueda ser extraño, incómodo y anticlimático. Pero por esa misma razón se espera de los hombres que aprendan a dominar el sentido del ridículo y también el arte de maniobrar el caucho de la manera más espontánea, natural y relajada posible. Como todo, las primeras veces puede resultar difícil, pero luego se hace sin pensar, creo yo, como montar en bicicleta o caminar y mascar chicle al mismo tiempo. En todo caso, lo realmente ridículo es que el miedo al ridículo deje como consecuencia un embarazo, el virus del VIH o una  enfermedad venérea.
En Colombia, la Encuesta Nacional de Demografía y Salud pudo establecer que las personas que afirman usar condón, están también en el grupo de las más educadas y con mayores ingresos del país. En la región Caribe es la que son más reacios a usarlo. Y dentro del Caribe, la zona metropolitana de Barranquilla es donde menos hombres lo utilizan. Según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud, solo 5,3% de los barranquilleros usa condón. No es de extrañar entonces que departamentos como Atlántico, Cesar, Bolívar y Córdoba tengan algunas de las tasas más altas de contagios de VIH, de acuerdo con las cifras establecidas por el Instituto Nacional de Salud.
Este año el INVIMA decomisó 97.828 condones Deluxe, Eclipse de Amor, Condon Life y Greemate en las principales ciudades del país. En especial en Bogotá y Barranquilla. Si finalmente un costeño se anima a usarlo, no es muy persuasivo que el caucho resulte defectuoso. Valdría la pena mejorar los controles de calidad. En Colombia, el número de usuarios de condón ha disminuido 15,4% en los tres últimos años.
En una encuesta realizada por Pfizer, la explicación más frecuente que dan los hombres para justificar este descuido (que puede ser fatal) es que "no tenían un condón a la mano". Quizá es hora de que las mujeres nos hagamos todavía más responsables para, literalmente, no "llorar sobre la leche derramada".
Cada vez son más las mujeres que se acogen al lema del "sin condón ni pío", a menos que vivan en condiciones de exclusión social o económica, que tengan una pareja estable de años, o que estén en busca de un embarazo.
En un país machista como Colombia, no es de extrañar oír la expresión "él la embarazó", sin mencionar el famoso "la perjudicó" en una construcción que da a entender una actitud pasiva por parte de la mujer en el acto sexual. Como si fuésemos un recipiente inerte sobre el que se derrama un líquido sin que podamos hacer nada al respecto. Una refractaria, una matera, un canasto donde se ponen unos huevitos, para usar una figura que ya todos conocemos (así ninguno la entienda).
La idea de la "mujer canasto" es a menudo promovida por las mismas mujeres. Para algunas el sexo sin condón es una "prueba de amor", de "fidelidad" y de "lealtad", y para el hombre lo mismo. Eso debían pensar las tres mujeres con VIH embarazadas en el departamento del Cesar, fieles y enamoradas de sus fieles maridos, quienes las contagiaron del virus, por su "lealtad con la prostitución".
Que "usar condón no es de machos", que "no se usa con las esposas", que implica "premeditación y alevosía" en el acto sexual, en lugar de "la espontánea chispa del amor", que "es para maricones y promiscuos", que "si la embarazo no es problema porque yo de verdad la quiero", entre tantas otras ideas difundidas en nuestro país y en tantos otros, son las perlas que conforman una cadena de enfermedades venéreas y embarazos no deseados que parece no tener fin.
Los primeros condones datan del año 1200 a. C. y a pesar de eso, todavía hay algunos cromañones y cromañonas que se rehúsan a creer en sus poderes milagrosos para el control de la natalidad y de las enfermedades de transmisión sexual. Lo demás es carreta.
Desde sus inicios a nivel industrial, cuando en 1880 empezó a popularizarse su uso en Europa, los ingleses comenzaron a producir preservativos de látex indio que se vendían en las farmacias. Sin embargo, en la mayor parte del mundo su venta estuvo prohibida hasta después de la segunda guerra mundial. En Argentina, en 1947, empezaron a instalar dispensadores de condones en espacios públicos. En 1955, tras la caída del gobierno democrático, retiraron los dispensadores y también acabaron con los baños públicos.
En Estados Unidos (muy a su estilo del "sí pero no") sólo era permitida su venta para la "prevención de enfermedades venéreas". Su uso se difundió como "rubber sponge" o esponja de goma. Su nombre común sigue siendo el de "goma". La palabra condón aparece por primera vez en el siglo XIX en un libro dedicado a la sífilis escrito por un doctor de apellido Turner. Sin embargo, todo parece indicar que el uso del preservativo es tan milenario como el oficio más antiguo del mundo.
En el antiguo Egipto, año 1000 a. C., los primeros condones se hacían de tripas de animales, cosidas de un lado para darle la forma de funda que tienen hoy. Existen referencias que datan del año 1200 a. C. sobre el uso de vejigas de pescado y de cabra con las que el rey Minos buscaba retener el semen.
Ya en el siglo XVI, durante una epidemia de sífilis en Europa, el doctor Gabriel Falopio (1523-1562) es el primero en hablar de este método desde el punto de vista científico. Se trataba de una tela de lienzo que se sujetaba al glande a través de un lazo. Este dispositivo era reutilizable y había que ablandar el lienzo con leche tibia antes de usarlo. Otros más aguerridos o excéntricos como el Marqués de Sade (1740-1814), envolvían su pene en una tira de tocino antes de la penetración.
Por su parte Casanova (1725-1743), el famoso galán italiano, metía cáscaras de naranja en la vagina de la mujer con quien iba a tener sexo, para prevenir un embarazo. También se sabe que el rey Carlos II de Inglaterra usaba preservativos hechos de tripas de cordero.
En el Museo del Oro puede verse una bellísima colección de cubre penes de oro usados por los chibchas en ocasiones especiales. Habría que dedicar otro artículo a las costumbres de las mujeres para cuidarse durante el acto sexual, aunque puede intuirse que  se acomodaban a longanizas, tripas, caparazones de tortuga, tocinos y demás viandas y chécheres que los caballeros dispusieran dentro de ellas como harían con un canasto.
En los siglos XVII y XVIII se abrió en Londres la primera tienda para la distribución de preservativos. Eran dispositivos de lujo guardados en un pequeño cofre de cristal, cosidos con delicadeza y con un agradable aroma floral. Después de usar se lavaban para ser reutilizados tantas veces como aguantara la tripa antes de reventar. Sólo en 1921 Alfred Trojan inventa el condón como lo conocemos hoy en día. Al parecer se encontraba con su miembro erecto, cuando decidió introducirlo en una tina con caucho en estado coloidal, y descubrió sus propiedades para recubrir el pene.
Estos preservativos fueron reutilizables hasta los años treinta, cuando en los Estados Unidos la producción de condones llegó a ser de un millón y medio diarios. Desde aquellos días de comienzos de los años treinta hasta hoy, hay que decir que el miembro masculino ha disminuido un promedio aproximado de cuatro centímetros.
En 1861 apareció la primera publicidad sobre condones en The New York Times. Decía: "Los condones franceses del Dr. Power a la venta", pero en 1873, un congresista logró prohibir este tipo de anuncios, así como confiscar toda correspondencia que contuviera preservativos por considerarlo "antirreligioso". Durante la primera guerra mundial, las tropas americanas eran las únicas que tenían prohibido su uso, por ser considerado un dispositivo "anticristiano" e "inmoral".
El resultado fue un altísimo número de contagios de ETS por parte de las tropas americanas. El entonces secretario de Estado de la Marina, Franklin Delano Roosevelt, ordenó como medida de emergencia la distribución de preservativos entre sus hombres. Por su lado, el gobierno nazi prohibía el uso del condón entre los alemanes de "raza aria" para no evitar la expansión de la "raza superior". Pero en plena segunda guerra mundial las tropas nazis y las americanas usaban condones.
Si bien el preservativo no había llegado a ser de uso masivo, en 1955, con la llegada de la píldora y los antibióticos para tratar ETS como la sífilis, disminuyó su popularidad. En las décadas de 1960 y 1970 su consumo tampoco fue significativo. Sólo en los años ochenta, cuando se da a conocer el primer caso de VIH, el preservativo adquiere la importancia que hoy mantiene.
Si bien ya está probado que el cauchito milagroso tiene poderes para evitar el contagio de enfermedades venéreas en 95%, y embarazos en 97%, todavía sigue siendo impopular en regiones como el África subsahariana y países musulmanes, los ejemplos más contundentes.
Las mismas normas sociales que toleran la violencia doméstica impiden que las mujeres rechacen el sexo no deseado, exijan protección a sus parejas o critiquen la infidelidad. Ellas son las principales afectadas por el virus en 72%. En los países con epidemias concentradas y de bajo nivel, "las infecciones se deben principalmente al consumo ilícito de drogas inyectables, el trabajo sexual y las relaciones sexuales entre hombres" (ONUSIDA).
A pesar de estos casos, el uso del condón se ha difundido en la mayor parte del planeta como un socio indiscutible de la salud pública. Su mercado es inmenso, creativo y muy dinámico. Para la muestra, estos son algunos de los inventos más recientes en la materia.
El condón femenino
En 1994 aparece el "condón femenino", hecho de poliuretano (otro tipo de látex sintético). Este puede ponerse ocho horas antes de la relación, pero según un par de fuentes consultadas, resulta incómodo y "antigravedad".
El preservativo en "spray"
En el año 2006 aparece el condón en aerosol: el pene en erección es rociado con una fina capa de látex y segundos después ya puede ser usado.
El "condón viagra"
Este invento del laboratorio Futura Medical promete prolongar la erección y el tamaño del pene durante su uso. El nuevo producto se lanzará al mercado a finales del año en Estados Unidos y su comercialización estará a cargo de la marca Durex.
El control de calidad
Su calidad se verifica sometiéndolo a 40 litros de aire o 9 galones de agua. La opción casera es llenarlo de agua y esperar unos segundos para verificar que no gotee.
La publicidad de los condones fácilmente es la mejor. Marcas como Durex, Zazoo, Tulipán, Trojan, Sico, Trust (que tiene un comercial bellísimo hecho para la población africana), entre otros, han hecho pequeñas obras de arte en 30 segundos, publicadas en YouTube.
Eslóganes como "Ama a tu prójimo como a ti mismo: usa condón", difundido por la Red de Jóvenes Católicos de México, el famoso "sin condón ni pío", "Love life: use condoms", "No glove, no love", "Condomize, then womanize", son solo algunos de las listas interminables de mejores eslóganes para condones que se pueden encontrar en Internet (la mayoría en inglés y con juegos de palabras intraducibles).
La marca Trojan maneja el ambiguo y picante "el placer está donde tú quieras" y Sico vende su marca como un prefijo de "Sí confío". Durex promete tener "uno perfecto para tu estilo de vida amorosa" y en inglés se promociona como: "love, sex, Durex".
En el caso de LifeStyle, el eslogan es "mejores condones, mejor sexo". En Colombia por su parte, Today ofrece sus condones "para todos los gustos" y Profamilia promueve el uso por parte de las mujeres en su campaña "el condón lo cargo yo". Una buena recomendación: cargar la goma siempre hará la diferencia.
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