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Historias

El único hombre que ha marcado un gol olímpico en los mundiales

Marco Coll subió una tarde de finales de octubre pasado a una buseta de la ruta tres, cerca de su casa en Barranquilla, con la intención de visitar a uno de sus cinco hijos. Extendió la mano derecha para entregarle un billete de dos mil pesos al conductor, éste lo recibió en el mismo momento en que le miró la cara. Entonces frenó en seco el vehículo, le regresó el dinero y, emocionado, le dijo a gritos:
-¡Yo siempre me he querido tomar una foto con usted!
Marco se sonrojó, más que con las palabras, por las miradas de las señoras pasajeras que se preguntaban con las miradas de quién era ese señor. Mientras Marco, con su característica humildad, le explicaba al conductor dónde ubicarlo, un hombre de unos sesenta años, sentado en la última banca, empezó a contar su hazaña.  -Este hombre -dijo- es el único que ha convertido un gol olímpico en la historia de los mundiales de fútbol de mayores... Fue en Arica (Chile) en 1962 y se lo hizo al mejor portero del mundo en ese momento, el ruso Lev Yashin, la famosa "Araña Negra"... Fue en nuestro glorioso empate 4-4 con Rusia...
Sentado en una silla de su apartamento, con los vientos alisios golpeando fuertemente su ventanal de vidrio la noche del sábado 9 de enero pasado, Marco Tulio Coll Tesillo recuerda esa muestra de cariño como una de las tantas que a diario recibe de los colombianos, especialmente cuando está en su natal Barranquilla. Y todo por ese gol inolvidable, de la tarde de ese 3 de junio que siempre permanece en su mente.
"Nosotros perdimos 2-1 el primer partido del grupo I ante Uruguay y el día que llegamos al estadio para el juego contra Rusia nos sorprendimos cuando vimos en una cancha anexa a un equipo que nos dijeron  llevaba media hora entrenando. Era Rusia, que llegó como favorito para arrollarnos y ganar el Mundial. El primer tiempo terminó 3-1... Contrario a lo que la gente piensa, no hubo regaño en el descanso. El maestro (Adolfo) Pedernera, un sabio argentino del fútbol, era observador. Nos dijo que no jugáramos al choque. Dijo que jugáramos como lo hacia Colombia: con fútbol de toque, gambetas y todo lo demás. Sin embargo, comenzando el segundo tiempo, en el toque-toque nuestro, llegó el cuarto de ellos...".
Marco hace una pausa. Tira desde las ventanas las llaves al primer piso e indica cómo abrir la puerta. Entra otro de sus hijos. Lo recibe con un beso, nos presenta y le dice que estamos en una entrevista. El botón de pausa de la memoria se activa y va directo al minuto 18 de esa etapa complementaria...
"Un ataque nuestro termina en tiro de esquina por el costado izquierdo. Yo era el encargado de pegarle desde ese lado. Desde la derecha el encargado era 'Zipa' González. Yo le pegaba bien, con chanfle. Pero era el primero que iba a cobrar en ese partido. En el campo no estaba Delio Gamboa, que era un cabeceador. Entonces pensé en cobrar a media altura, con chanfle, para ver qué pasaba... Esperaba un borbollón y que el rebote lo tomara Antonio Rada, que le pegaba con fuerza a la pelota. Y la pelota se fue...".
Coll se levanta de la silla. Y, graficando un arco imaginario, gira su cuerpo hacia el campo, permitiendo que la pelota ingrese... Cuenta que siguió la trayectoria y sabía que había entrado. Vio a Yashin reclamando, como lo registra la histórica foto, a su compañero Cokheli. Trotando se dirigió al centro de la cancha. Entonces encontró una celebración ruidosa, extraña en aquellos tiempos. El primero que llegó eufórico a felicitarlo fue Marino Klinger.
"Rusia perdió el control con ese gol. Fue una sinfonía de fútbol para Colombia. Empatamos 4-4. Pudimos haber ganado. Yashin le atajó un remate a Rada con lo que mostró que era el mejor del mundo. Pedernera nos dijo que él cantó ese quinto gol. Ese gol sirvió para que el mundo conociera que había un país llamado Colombia. Yo nunca intenté marcar un gol olímpico. Ni antes, ni ese día ni después. Pienso que es difícil. Por eso creo que ese gol fue obra de Dios".
Marco, hijo de Elías Coll Tara, el primer árbitro FIFA de Colombia, representa mucho menos de los 75 años que cumplirá el próximo 23 de agosto. Al igual que parece medir menos de los 1,68 metros que dice tener. Jugó profesionalmente durante 18 temporadas hasta retirarse con el uniforme de Junior, su equipo del alma, en 1970. Con Colombia marcó 5 goles en 11 partidos. Dirigió al Junior y al Tolima en calidad de encargado, además de selecciones Atlántico.
Desde hace 16 años vive en Albania (La Guajira), enseñando fútbol en el complejo carbonífero del Cerrejón. Últimamente lo hace con niñas de 13 a 17 años. Se siente a gusto con su trabajo, que le permite estar en su ciudad natal todos los fines de mes. No le incomoda que lo llamen "El Olímpico", el apodo que mató desde 1962 su nombre de pila.
Lamenta no haber guardado su guayo derecho negro número 40 que marcó un gol único en el mundo. Y casi siempre está de buen humor para responder a los mamadores de gallo de Barranquilla que le bromean con la frase "gol de aire". Y lo hace con una sonrisa y la afirmación: "sí, pero fue olímpico...".
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