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Historias

Colombia vs Venezuela, el primer partido de Colombia

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El “Chiqui” García, Maturana, Lara y Leonel Álvarez han perdido su puesto como técnicos de la selección por su culpa. Por eso, esperemos que el próximo 14 de junio sea el día de la revancha.
Si de algún efecto sufrimos muchos colombianos es el del arribismo: creernos dos estratos por encima de los demás, pensar que nada ni nadie nos supera, cuando, la verdad, no es que tengamos muchos méritos para defendernos. Y eso pasa con el fútbol. Por un partido que la Selección Colombia le ganó a Argentina, hace 22 años, ya creemos que un juego contra ellos es un clásico. O que cuando jugamos contra Brasil también lo es, cuando nos superan ampliamente. Se le recuerda a la amable hinchada que a Argentina no se le gana desde 2007 y que a Brasil solamente le hemos ganado dos veces, una en un amistoso en 1985 y otra, en 1991. Nada más.
Pongamos los pies sobre la tierra. Nuestro clásico, nuestro verdadero clásico, es contra Venezuela. Y eso tiene que ver, como muchos de los clásicos reales que se disputan alrededor del mundo, por cuestiones de cercanía geográfica. Tenemos muchas más cosas en común de las pensadas con los venezolanos –sin hablar de política, por favor–. Y no es gratuito que allá vivan muchos colombianos y que, desde que llegó el chavismo al poder, muchos venezolanos se hayan pasado por Cúcuta o hayan tomado un avión desde Caracas para quedarse del todo en Colombia. No somos muy diferentes.
Colombia tiene un poco más de historia que Venezuela en el fútbol, todo hay que decirlo. Al menos, la Selección ganó una Copa América y Nacional y Once Caldas ganaron la Copa Libertadores. Pero esos logros ocurrieron en los últimos 25 años. Antes éramos tan normales, tan por debajo del promedio, como ellos lo pueden ser hoy. Venezuela parece estar haciendo el mismo proceso de crecimiento que nosotros. Ya fueron cuartos en la Copa América pasada, en Argentina. Les llevamos 25 años de ventaja…
¿Qué otra cosa convierte a Venezuela en nuestro rival clásico? El hecho de que los muchachos vestidos de vinotinto, siempre que ven una camiseta amarilla, quieren ganar. Como sea. A cualquier precio. Y lo celebran como si hubieran ganado la Copa del Mundo. O recuerden aquella famosa rueda de prensa de César Farías, después de que Venezuela derrotara a Colombia en la eliminatoria pasada: sacó pecho como cualquier Mourinho. “La victoria no tiene sustituto”, dijo. Y no una, sino varias veces. Como para que duela. Como suelen hacerlo los hinchas que ganan un clásico. Y lo sufrimos como lo suelen sufrir los hinchas que lo pierden…
Los venezolanos ya tienen asumido, desde hace mucho rato, el papel de locales cuando tienen que jugar el clásico frente a Colombia. El ambiente en Puerto Ordaz, donde se jugó el partido, no era precisamente el de una visita a la reina Isabel. Cuenta Javier Hernández Bonnet en su libro Colombia es Mundial que Farías, antes del partido, rodeado de militares, bajó a la piscina del hotel, donde había varios periodistas colombianos, y empezó a insultarlos para calentar el ambiente. Mal hecho, pero el tema surtió efecto. Y la gente en las tribunas cantó el “Gloria al bravo pueblo”, no como si fuera un partido más de la eliminatoria, sino como si estuvieran jugando el más importante de toda su historia. Y así lo sintieron. Y así lo festejaron.
¿Se acuerdan que al comienzo de la nota hablábamos del arribismo? Pues a este lado del puente internacional Simón Bolívar, por andar pensando que nuestro clásico es con Argentina o con Brasil, siempre hemos mirado por encima del hombro a la selección de Venezuela. Y ellos se han encargado, más de una vez, de aterrizarnos.
Abramos el baúl de los recuerdos. Preolímpico de 1980, en Cali. Colombia venía de ganarle a Perú 2-1 en la primera fecha y enfrentaba a Venezuela convencido de que iba a ganar tranquilamente. Y terminó perdiendo 1-0. ¿Por qué? Porque creímos que éramos superiores. Después, ese mismo equipo goleó 5-1 a Brasil. Y no aprendió la lección, porque en el siguiente partido acabó perdiendo con Bolivia en Barranquilla...
Jorge Bolaño y José Vallenilla disputan un balón en un partido de las eliminatorias a Alemania 2006. Fue en noviembre de 2003, en Barranquilla, y Venezuela ganó con un gol de Juan Arango.
Agustín Julio salva un remate de Juan Arango en el minuto 90 del tercer partido de las eliminatorias a Suráfrica 2010. Ocurrió en El Campín y el partido terminó 1-0 a favor de Colombia.
Leonel Álvarez da indicaciones en uno de los primeros partidos de las eliminatorias para Brasil 2014. En la foto se ven Roberto Rosales, de Venezuela, y James Rodríguez, en el piso. El partido quedó 1-1. Fue el comienzo del fin para Leonel en la Selección.
James pelea un balón con Alexánder Gonzáles en el partido por las eliminatorias para Brasil 2014 que Colombia jugó de visitante. El partido lo ganó Venezuela 1-0.
Ojo a este dato: entre 1938 y 2000, Venezuela solamente le ganó dos veces a Colombia. Una, el 22 de febrero de 1938, en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Panamá. Y la otra, el 3 de junio de 1972, en un amistoso en Caracas. Qué coincidencia: apenas Colombia creció y empezó a creer que ya podía pelearle de frente a Argentina y Brasil, Venezuela se volvió nuestro coco.
Acuérdense de todos los problemas en los que nos ha metido Venezuela últimamente, sobre todo en la eliminatoria. Por ejemplo, el empate 2-2 del 2001 en San Cristóbal, cuando Colombia perdía 2-0 y terminó empatando de vainas. Alguien que se acuerda bien, pero muy bien, de ese partido es Luis Augusto “Chiqui” García: le costó la salida de la Selección.
¿Más? Pregúntenle a Francisco Maturana qué le pasó el 15 de noviembre de 2003 con Venezuela. Que si se acuerda del gol de Juan Arango (sí, el mismo Juan Arango que nos vamos a encontrar en la Copa América). Esa misma noche decidieron, en la Federación Colombiana de Fútbol, que no era más el seleccionador nacional. Dirigió el partido siguiente contra Argentina porque no había tiempo de traer a otro…
Otro que ha sufrido mucho, casi al borde de las lágrimas, contra Venezuela es Eduardo Lara. Cuando lo pusieron al frente de la Selección, para tratar de salvar un barco al que le entraba agua por todos lados, fue a jugar contra Venezuela, el 31 de marzo de 2009. Y perdió 2-0, como para ratificar que para ver el Mundial de Sudáfrica nos iba a obligar a sacar la tarjeta de crédito para comprar televisor. Un partido contra Venezuela también le costó el puesto a Leonel Álvarez, que no fue capaz de liquidar a esa selección cuando la tenía contra las cuerdas. El día 11, del mes 11, del año 2011, Colombia decidió ponerse a tono con la fecha y acabó empatando 1-1 en Barranquilla. Ahí, los directivos comenzaron a dudar del buen Leonel, y él se encargó de ratificar las dudas perdiendo con Argentina, también en el Metropolitano. Punto final.
Es más: cómo será de peligrosa Venezuela que la que para muchos es la mejor Selección Colombia de la historia, la actual, la que maneja José Pékerman, que brilló en el mundial, la que venció a Uruguay, la que fue imbatible en Barranquilla, la que ganó con méritos en Chile en la eliminatoria, también perdió allá. Y fue, tal vez, el peor partido que haya dirigido el argentino desde que está a cargo de la Selección. Así que dejemos de mirarlos por encima del hombro. Por si acaso, se le recuerda a la amable audiencia que de los últimos nueve partidos que hemos jugado contra Venezuela, solamente hemos ganado dos. Y ambos fueron amistosos, como para que nos vayamos poniendo serios…
Con Venezuela compartimos muchas cosas: las arepas, la música, miles de kilómetros de frontera. Por eso, asumamos, de verdad, el papel de que ellos son nuestro clásico. Y ganémosle. Empecemos por la Copa América, donde serán nuestros primeros rivales.
Aristizábal fue la figura en el partido que Colombia le ganó 2-0 a Venezuela en la Copa América del 2001.
 
Tressor Moreno celebra el gol con el que Colombia le ganó 1-0 a Venezuela en el primer partido de la Copa América Perú 2004.
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