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¿Cómo tener sexo con los pies?

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Foto:

 No hay que ser un cinéfilo o un crítico de cine para darse cuenta que Quentin Tarantino tiene algo por los pies. ¡Están en cada película de él, desde Pulp Fiction hasta Inglourious Basterds! Y no son los pies de Samuel Jackson, sino los delicados pies de alguna de las actrices que trabajan con él, Uma Thurman o Melanie Laurent.
Resulta que los pies lo excitan, lo ponen a mil. A él y a muchos otros, por difícil que sea de creer para la gente que solo ve los pies como fábricas de mal olor y acumuladores de suciedad.
La podofilia es el nombre de esa obsesión o fetiche, la manera elegante de llamar a las parafilias. Si no lo ha adivinado ya, la podofilia consiste en el placer que le causa a una persona tocar, besar, observar, acariciar, lamer, oler y chupar los pies. Suena raro, pero es más común de lo que parece: entre los famosos está Tarantino, que mete su fetiche en todas sus películas –nunca me sacaré de la cabeza esa escena de From Dusk to Dawn, ¡nunca!–, y muchas otras personalidades como Marilyn Manson y Andy Warhol también sentían fascinación por esta parte del cuerpo. Se dice que los asistententes del mismo Elvis, “el Rey”, evaluaban a las chicas por sus pies antes de permitirles tener un encuentro romántico con el cantante.
En un estudio de 2007 del departamento de psicología de la Universidad de Boloña, se determinó que el fetiche de pies es el más común de todos, con una prevalencia del 47% dentro del grupo de personas que sienten atracción hacia una parte específica del cuerpo.
Cuando le pregunté a Martha Mejía, nuestra sexóloga de confianza, sobre por qué algunas personas están tan fascinadas con los pies, dijo que la respuesta no es clara: tal vez es porque es lo primero que ve un niño de las personas a su alrededor, cuando es pequeño y apenas aprende a caminar; quizá es porque, como decía Jung, el pie es el símbolo del alma porque sostiene al ser humano. Vilayanur S. Ramachandran, el neurólogo hindú, dice que los genitales y los pies comparten áreas contiguas en el córtex somático-sensorial, así que hace que haya enlaces inconscientes entre ellos. O sólo porque los pies tienen una forma similar a la figura femenina. ¡Quién sabe!
Pero bueno, eso no importa mucho. La pregunta que la gente se hace, usted incluido, es cómo funciona esa obsesión en la cama. No parece… práctica, ¿cierto?
Hay dos escenarios posibles: o es usted el que está loco por los pies de ella, o ella es la que está loca por los suyos. En cualquier caso, lo mejor es que el uno le confiese al otro, cuando ya tienen cierto grado de confianza, su enfermo amor por los pies –no con esas palabras, claro–.
Empiezan por verlos, tocarlos, olerlos. Es un rito que casi parece como alguien a punto de fumarse un habano. Cuando se trata de lamer y chupar, algunos fetichistas le ponen crema chantilly, miel o chocolate para hacer la experiencia mucho más erótica, o piden a su pareja que usen los pies para esparcir estas delicias por todo el cuerpo.
Por último está el footjob. Es una técnica que consiste en un masaje erótico practicado con los pies. Las mujeres pueden hacer maravillas, poniendo la planta de sus pies contra su pene, frotándolo contra el estómago; las más hábiles usan sus dos pies y los sacuden hasta dejarlo a usted completamente seco, como si le dieran un buen handjob.
Usted, como hombre, puede hacer lo mismo por ella, aprendiendo a mover los dedos de sus pies ágilmente y usándolos sobre algunas de las zonas erógenas de ella, los pezones o incluso el clítoris, de manera delicada. Aunque hay que admitir que esto no es lo usual. Sobre lo que dije antes, existe de hecho un tercer escenario: a los dos les gusta el mismo fetiche. Puede ser el de los pies o puede ser cualquier otro, no importa. ¿Quiere saber mi consejo para cuando eso pasa? Cásese y prepárese para la luna de miel que no le hubiera dado ninguna otra mujer.
DATO:
Para consultar más sobre fetiches y sexo, puede acudir a nuestra fuente para este artículo: Martha Cecilia Mejía, psicóloga sexóloga (www.sexologamarthamejia.com).
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