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Historias

Angélica Camacho, la hinchada sin camiseta

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Foto:

Esta mujer respira fútbol. No tiene problemas para saltar durante todo un partido y se sabe de memoria los cánticos más emblemáticos de las barras bravas. Su cuerpo despierta los suspiros de los hinchas del Nacional o del Cúcuta, de Millonarios o del Deportivo Cali. Porque esta hinchada no tiene camiseta, con ustedes, Angélica Camacho.
Fotografía: Hernán Puentes / Texto: Eduardo Arias
Para el televidente desprevenido es una modelo más, cuya única finalidad es subir el rating de Fuera de Lugar, un programa de fútbol y humor. Pero Angélica Camacho, más conocida como La Hinchada, es mucho más que una cara bonita con un cuerpazo. Caleña, graduada en Comercio Exterior en la Universidad Santiago de Cali, es una apasionada y estudiosa del fútbol.
Comenzó a trabajar en televisión como modelo e ingresó a Fuera de lugar en una sección que se llamaba La Hinchada. Cuando cambió el horario del programa empezó a presentarlo. También forma parte del grupo de trabajo de Fútbol más, un programa del canal Versus, de Claro.
Pero no solo se dedica al fútbol. Como a Angélica Camacho le encanta sentirse productiva, piensa en muchas cosas a la vez. Tiene dos canchas de fútbol sala en el sótano del supermercado Carrefour 80, en Bogotá, y piensa abrir este año una sucursal en Villavicencio. También diseña para la firma FSS uniformes de fútbol que resaltan la figura de las mujeres y quiere lanzar una revista digital virtual. Su ídolo es Dídier Drogba y los domingos se encierra en su cuarto a ver Fórmula 1 y Moto GP y el resto del día fútbol europeo, argentino, colombiano...
¿Cómo han sido sus vivencias con los hinchas?
A mí me gusta mucho el ambiente del fútbol y me gusta compartir. Al comienzo fue duro. Yo iba a la tribuna visitante y los que viajan son los más fervientes hinchas. Pero uno se acostumbra. Aprendimos que es necesario hablar con el jefe de la barra brava para poder entrar y hacer las entrevistas, y preguntarle a quién se puede entrevistar y a quién no.
No debe de ser fácil entrar a una tribuna como vocera de un canal de televisión.
El cariño me lo gané cuando todos los domingos iba y compartía en las tribunas. Vieron una cara amable, vieron que yo no era distante, entonces ahí me gané a los hinchas. Yo compartía con ellos. Si me daban una camiseta, me la ponía. Saltaba y gritaba con ellos. Entonces vieron que yo no lo hacía ni lo hago por compromiso, sino porque me gusta. En esa etapa los hinchas pensaron: "Bueno, esta niña como que es chévere".
¿No ha sentido miedo?
Nada me impide ir a una tribuna. Cuando llego al estadio gritan cualquier cantidad de cosas. Pero yo sé que si subo a la tribuna no me van a agredir. Obvio, hay momentos en los que hay tanta euforia que se deben tomar precauciones. A los hinchas los veo como mis amigos. Me dicen: "Hola, hinchadita, ¿no me vas a saludar?". "¡Y claro que te voy a saludar!". Así esté entrando a occidental, o a sur o a norte. En el programa ya no vamos mucho a las tribunas y me hace falta.
¿Usted es hincha de qué equipo?
Yo soy hincha de los hinchas. Yo creo en los hinchas, me siento parte de ellos.
Es común que a los hinchas, sobre todo los de las barras,  los estigmaticen. ¿Usted qué opina al respecto?
Mi trabajo me ha ayudado a darme cuenta de que en las barras hay personas normales, pero que por determinadas razones se presenta la violencia. Ya se está empezando a tomar conciencia y lo hacen entre ellos mismos. Ahora vemos cómo una barra de Santa Fe está adelantando una obra social.
¿Qué le gustaría hacer para evitar la violencia en las tribunas?
A mí me encantaría ser la vocera de alguna causa. Por ejemplo, que regresen las familias al estadio, que los niños puedan volver a la tribuna, que sientan que acompañar a su equipo es un plan rico de los domingos, que se forme una nueva hinchada.
¿Cuándo nació su fanatismo por el fútbol?
Es de toda la vida. Desde niña me acostumbraron a ver fútbol o al menos a sentirlo. Mis tíos son apasionados, unos de América, otros del Deportivo Cali. Mi mamá juega al fútbol, mi abuelita ve los partidos y cuando nos encontramos en diciembre jugamos al fútbol.
Entonces lo del fútbol es bien en serio...
Claro. Me gusta ponerme unos guayos y un uniforme. Siempre voy a escoger unos guayos en vez de unos tacones. Las peleas con mi mamá son: "¿Dónde dejaste las canilleras, si no aparecen cómo voy a jugar?".
¿De qué juega?
De delantera.
¿Y cómo siente que lo hace?
No me considero crack. Como ahora tengo las canchas, los hinchas ven que hablo, pero también que juego y lo hago bien... bueno, ven que al menos no soy tan tronca. Lo cierto es que cuando se empieza a analizar el fútbol, también se aprende a jugarlo. Uno aprende a hacer bien una diagonal, a centrar como es debido.
¿Cuándo se le ocurrió tener sus propias canchas?
En la época del Mundial de Sudáfrica le entregamos su premio a un señor que se había ganado un viaje al Mundial, y lo hicimos en una de las canchas de Lucas Jaramillo. La vi y me gustó la idea. A Lucas lo invitaron a entregar el premio, entonces me senté con él y me empezó a contar detalles. Que de tal hora a tal hora es bueno, que es mejor tener varias canchas y no una, él me inspiró, me ubicó, y un día le propuse la idea a un amigo empresario y las tengo desde hace seis meses.
Y como dicen los paisas: el que tenga tienda que la atienda.
Claro. A mí me encanta estar allá. Si tengo que vender un agua, te la vendo. Si tengo que pasarles los petos a los jugadores, lo mismo. Yo me involucro en todo. Es un sitio perfecto para mí, como el estadio.
¿Cómo combina dos actividades tan demandantes como la televisión y la administración de un negocio?
Fuera de lugar me ocupa los jueves, que grabamos, y los sábados, que viajamos donde vaya a transmitir RCN. Los lunes es Fútbol más, así que en esos tres días no voy a las canchas, al menos que haya un evento especial. De resto, voy en las noches, que hay más afluencia de gente. Allá tengo mi oficina.
¿Cómo siente que ha sido su evolución?
La idea inicial con La Hinchada era unir a las mujeres y el fútbol a través de una mujer voluptuosa, con curvas, que llamara la atención en la tribuna. Pero ese personaje encajó con lo que yo quería. Pronto vieron que yo no solo era la niña que se pone falditas y muestra piernas o la que ve fútbol para mirarles las piernas a los futbolistas, sino que también era una mujer capaz de ver el fútbol y hacerlo sentir de otra manera.
Porque fútbol más no tiene nada que ver con fuera de lugar.
Fútbol más es un programa de análisis. Ahí estoy al lado de Esteban Jaramillo, de Édgar Perea, de Óscar Córdoba...
Esas son palabras mayores.
Sí, claro, imagínese estar al lado de ellos. Pero a mí me gusta la exigencia. Y ha valido la pena. Ya no me ven como la que solamente se pone falditas, sino también como la que es capaz de hacer un buen comentario. Yo no quiero ser la chica sensual. Yo vivo esto porque me gusta.
¿Ha pensado en casarse?
Estar soltera es una ganancia porque me permite proyectarme a lo que quiero. Necesito concentración y disciplina. Quiero dedicarle mi energía a ser la mejor mujer comentarista de Colombia. En eso estamos trabajando muchas, así que la competencia es fuerte.
Y más en un medio tan machista...
Soy una mujer muy aguerrida y sé que lo voy a lograr. A veces me desespero. Voy al estadio así no me toque ir. En Fuera de lugar nos desocupamos a la hora en que comienza el partido, pero yo me quedo a verlo. En la cabina de RCN Radio escucho los comentarios, tomo nota y los comentaristas me ponen a hablar en el intermedio. "Paché" Andrade me dice: "Diga lo que sea, pero tiene que empezar así. Arriésguese".
¿Cuáles son sus planes?
Quiero ir al Mundial de Brasil 2014 al lado de los más grandes comentaristas y estoy en ese proceso de aprender. Vivo el fútbol como hincha, soy feliz aprendiendo, sé que me falta demasiado pero voy tomando las riendas.
¿Recuerda alguna anécdota del programa o con futbolistas?
Varias. Una vez una señora me vio y se puso a llorar porque yo le recordaba a la hija. Ella también jugaba al fútbol, pero quedó embarazada y lo dejó. Otra vez, cuando vivía en Cali, quería entrevistar a Carlos Tevez que había ido a jugar con el Corinthians. No me dio la entrevista en el estadio, y lo perseguí  hasta el hotel. Me llevaron en moto de parrillera y lo esperé en el lobby, con mi faldita. Estaba almorzando y de pronto me dijo, ven, te doy la entrevista... y yo no tenía cámara, y los de Corinthians me prestaron una e hice la entrevista. Otra vez, en un aeropuerto, me encontré de frente con José Mourinho. Creo que me vio las ganas de tomarme una foto con él porque volteó en una esquina y se lo tragó la tierra.
Además de ver fútbol y jugarlo, ¿dónde más aprende?
Voy a los entrenamientos a escuchar, a preguntarle al técnico por qué puso a determinado jugador en una posición. Cuando uno ve entrenar al equipo y luego lo ve jugar el partido uno sabe si están haciendo lo que practicaron o no, si una determinada jugada la practicaron y la hicieron en el partido y les salió. Uno adquiere una base para mirar los partidos.
¿A cuáles equipos sigue en las prácticas?
Voy mucho a los entrenamientos de La Equidad. El profe Alexis García para mí es un teso. Come libros, es estudioso, y además es buena persona, no es egoísta.
¿Cómo ve la selección Colombia?
Bien. Faltaba un técnico que organizara a los jugadores. Pero lo primero que debe organizar el futbolista colombiano es la cabeza.
¿Cómo así?
El problema del fútbol colombiano es la mentalidad. Hay talento pero pensamos que llegar hasta aquí es como si fuera lo único que podemos dar. No, siempre hay más. Por eso es distinto Falcao García. Desde chiquito su papá lo guió y es muy disciplinado. Como ser humano es impresionante, es un ejemplo. Porque más que saber hacer una gambeta o tener un conocimiento táctico, lo importante es no dejar de ser persona.
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