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Historias

Los verdaderos juguetes del espionaje

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Foto:

Revista Don Juan
ESPÍA
[I.: Spy; F.: Espion]
Persona que por encargo de alguien, sea un servicio de inteligencia o no, se dedica a obtener información sobre un tercero, de manera clandestina, con engaño y sin autorización de este último.
-- Glosario de Inteligencia, Centro Nacional de Inteligencia (España)
De haberles creído a programas como El Superagente 86 (“temible operario del recontraespionaje”) y a las películas de James Bond y Misión imposible, habría querido ser espía o agente secreto cuando era pequeño. Habría significado ser ese hombre que emana elegancia y peligro, que tiene un reloj que dispara rayos láser y un paquete de cigarrillos explosivos, sin contar la Walther PPK en su cintura; la amenaza definitiva de los terroristas que planean conquistar el mundo y es un éxito total con las mujeres. El héroe aclamado, el salvador del mundo.
Las películas, sin embargo, son famosas por mentirnos con frecuencia.
“Me preguntan mucho eso”, dijo el curador del Museo Internacional del Espionaje, el doctor Vince Houghton, cuando le interrogué qué libro o película hacen mejor su trabajo en representar al verdadero agente o espía –el primero es la persona que trabaja directamente con el servicio de inteligencia; el segundo, usualmente, es reclutado en el campo por el agente, con dinero u otros medios, para que consiga información a la que tiene acceso–. “Por lo general mi respuesta es que mientras más aburrida la película, mejor”. Así, por entretenida que pueda ser una película de James Bond, sobra decir que no es para nada realista; son películas como Tinker, Tailor, Soldier, Spy (2011), un ladrillo de dos horas en el que es fácil perderse con los diálogos sobre alianzas e información filtrada, las que mejor describen lo paciente y a veces monótona que es la vida en un servicio de inteligencia. Según Houghton, el solo desplegar a un agente NOC (“non-official cover”, como los llaman, que es alguien que entra en el campo con una identidad falsa) en el campo es un trabajo paciente, que involucra horas y horas de falsificar documentos, crear una historia creíble e incluso planear la logística de entrar en un país.
Pero por lento o diferente que sea el espionaje a las aventuras de Ethan Hunt, sigue siendo una tarea peligrosa, más en los días de la Guerra Fría. Era la metódica y altamente sofisticada CIA americana contra la cuatro veces más grande y mucho más ruda KGB soviética. Es una batalla que se merece todo un artículo diferente, si no varios: durante ese periodo fueron enjuiciados o condenados más de 150 ciudadanos estadounidenses que espiaban a su propio país, y es posible que el número hubiera sido aún mayor en la Unión Soviética. Había agentes tan notorios como Kim Philby, del MI6, que trabajaron como agentes dobles y desertaron al bando contrario, y hasta hubo intercambios de espías prisioneros en Alemania, en el puente de Glienicke, que vino a ser conocido como el puente de espías (sí,como en la película). Hubo operaciones memorables durante estaépoca, como la venta de chips defectuosos a los soviéticos por medio de una compañía canadiense que hicieron estallar un oleoducto. Y, por supuesto, Argo, la operación de la CIA para rescatar a seis oficiales diplomáticos de Irán montando la producción falsa de una película y dándoles identidades falsas dentro de la producción para poder escapar.
También están los artefactos o gadgets de espionaje. Los gadgets que diseñaron los servicios de inteligencia durante los últimos cien años, particularmente durante la Guerra Fría, son un poco más simples que los que aparecen en las películas, pero eso no les resta ni una pizca del ingenio que hay en ellos. Sombrillas que disparan balines envenenados y monedas huecas para esconder códigos. Algunos de estos gadgets eran concebidos a la medida para cada operación (en la CIA, son fabricados por la Dirección de Ciencia y Tecnología), mientras que inventos que ni siquiera fueron creados con espías en mente se volvieron indispensables para ellos, como la cámara Minox. Son testimonio de qué tan ingeniosos podemos ser a la hora de resolver un problema.
Los gadgets en estas fotos son reliquias del siglo XX. En este siglo tenemos smartphones, con grabadoras y cámaras incluidas y reducidas a un tamaño que harían que a la KGB se le volviera agua la boca. “Mi iPhone puede realizar lo que 30 o 40 gadgets hacían en los sesenta”, dice Houghton. Hoy, gran parte del espionaje no se lleva a cabo ingresando de manera clandestina a las embajadas, sino interviniendo las llamadas a celular y los correos electrónicos, como hace la NSA, y en el campo de batalla digital: no solo robar información sensible de las computadoras, como lo hace China en los Estados Unidos, sino también efectuar operaciones de sabotaje: un virus conocido como Stuxnet, usado por los EE. UU., logró dañar las centrífugas de uranio del programa nuclear iraní en 2010. En muchos aspectos, el mundo del espionaje ha cambiado, aunque las bases se mantienen.
Todavía hay espías ahí afuera. Hay agentes de la CIA escondidos en algún lugar de Medio Oriente o Cuba, así como debe haber agentes del SVR (sucesor de la KGB, formado tras la Guerra Fría) en los Estados Unidos. La Mossad israelí sigue operando en Palestina, sea recolectando información o incluso planeando su próximo golpe; el MI6 británico ha declarado repetidamente que no tiene agentes “con licencia para matar” en todo el mundo, pero eso no significa que no puedan hacer otras labores de inteligencia. Hay también espionaje industrial, el punto más bajo en una competencia entre las grandes corporaciones, como el caso de trabajadores de P&G que hurgaron en los contenedores de basura de Unilever en 2001, o los sobornos que pagaron detectives contratados por Oracle para obtener documentos clasificados de Microsoft en el 2000. Y Germán Sahid, profesor de inteligencia estratégica en la Escuela de Inteligencia del Ejército, dice que hay espías incluso en Colombia, a veces infiltrados en los grupos subversivos y a veces incluso pasando desapercibidos a nuestros países vecinos.
Los espías aún existen, y mientras no oigamos ni una palabra sobre ellos sabemos que están haciendo bien su trabajo. Eso es todo lo que estoy autorizado a decir sobre el tema. Este mensaje se destruirá automáticamente en diez segundos. Buena suerte.
 ZAPATO CON TRANSMISOR
“¡Por supuesto que trae a la mente al Superagente 86! Pero esto no es un teléfono, sino en realidad un dispositivo de rastreo de los sesenta que fue puesto en secreto dentro del zapato de un diplomático estadounidense. Él caminaba con esto todo el tiempo sin saber que era rastreado por la inteligencia rumana. Ellos sabían en qué tienda de Londres este diplomático ordenaba sus zapatos, interceptaban el cargamento cuando venía en camino y escondían el transmisor en el tacón de su zapato”.
CENICERO CON FONDO FALSO
Hoy día son más escasos, pero en los cincuenta y sesenta estos objetos eran fáciles de fabricar por ambos bandos en la Guerra Fría, tan comunes que se podían encontrar incluso en el interior de un avión. De ser necesario, puede esconder un microdot (foto reducida a un tamaño ridículamente pequeño) o un código escrito en papel.
GRABADORA ESCONDIDA
“Hoy día, mi iPhone puede hacer todo”, dice Houghton, “pero esto existía en un tiempo (años cincuenta, sesenta) en   el que latecnología de grabación no era tanbuena, y cuando la gente andaba por ahí cargando maletines y objetos pesados consigo, nadie lo notaba. Si caminaras con eso por la calle en la actualidad, se vería sospechoso, pero no en ese entonces”.
PLUMA Y ENCENDEDOR CON CÁMARA
La puede llevar en su bolsillo sin problema. Si alguien sospecha, no dude en sacarla y escribir con ella. Pero cuando esté cerca de documentos confidenciales –cartas a embajadores, planos de centrales nucleares secretas, etc.–, solo tiene que darle la vuelta, apuntar por el lado del lente oculto y tomar fotos con su cámara de microfilm. Esta es uno de muchos modelos, pero estas plumas-cámaras pueden tomar en promedio unas doce fotografías. Fueron usadas hasta la muerte (literalmente, en algunos casos) en los setenta por espías que trabajaban para la CIA. Lo mismo pasa con el encendedor: pequeño y hasta funcional, pero en manos de un espía puede ser la herramienta perfecta para fotografiar documentos clasificados.
MONEDA HUECA
“Podría ir todo en ellas, desde mensajes secretos, microdots o documentos miniaturizados. Son mensajes pequeños que podían ser pasados de manera muy clandestina: si tu contacto es el sujeto de los periódicos, puedes pagarle con la moneda hueca, tomar tu periódico y nadie se daría cuenta. Resulta tan simple que, siendo honestos, es posible que esto todavía se use hoy”.
CÁMARA BOTÓN
Este modelo en particular fue usado por la KGB durante los años setenta. El lente de la cámara se encuentra en el botón de un abrigo cruzado (hay que poner bastante atención para poder verlo), mientras que el obturador está escondido en el bolsillo. Tanto los soviéticos como los americanos y otros servicios de inteligencia diseñaron cámaras similares durante la Guerra Fría.
GUANTE-PISTOLA
Seguramente lo ve y piensa de inmediato en la escena de Inglourious Basterds en la que los soldados americanos lo usan para asesinar a los guardaespaldas de Hitler en un teatro, presionándolo contra sus cuerpos para poder disparar. “Esa es la escena que muestra exactamente cómo funciona”, dice Houghton. “Este guante era usado por soldados de la OSS (predecesor de la CIA) o incluso la resistencia francesa, y definitivamente no era un arma para el campo de batalla. Solo tiene un disparo (calibre .45) y hay que acercarse demasiado. Esto es para cuando necesitas eliminar a un solo individuo o estás a punto de ser arrestado. Pero si estás rodeado por diez sujetos… no vas a salir de esa”.
ANILLO-PISTOLA
No fueron diseñados para asesinar (podía hacer daño, pero posiblemente no matar), sino más bien para ayudar a agentes franceses a escapar de situaciones difíciles. Es, después de todo, un invento de finales del siglo XIX, por lo que no es de extrañar que no parezca ni un anillo ni una pistola… y que los agentes no los usaran con regularidad.
LABIAL-PISTOLA
También conocido como “el beso de la muerte” y fabricado por la KGB durante el apogeo de la Guerra Fría en los cincuenta y sesenta. Sí, es un labial, pero me abstendría de usarlo ya que funciona igual que el guantepistola: hay que presionar el labial contra el pecho o la frente de alguien y esa ronda de munición, aunque es muy pequeña (4,5 mm), puede causar mucho daño a esa distancia. No es conveniente que eso pase cuando la agente intenta ponerse el maquillaje. Este invento fue diseñado específicamente para misiones de asesinato, y su forma de labial hace evidente que la manera de acercarse al objetivo es seduciéndolo. “Sé que se ha usado”, dice Houghton con cierto misterio, “y eso es todo lo que podemos hablar al respecto”.
TRONCO TRANSMISOR
En Rusia, los árboles que rodean el Kremlin también sirven para el espionaje. Alguien en la CIA se dio cuenta de la amplia naturaleza detrás de la cortina de hierro y dijo “hey, ¿por qué no creamos un dispositivo de escucha que parezca el tronco de un árbol?”. La idea era esconder la tecnología de espionaje (para interceptar señales de comunicación de un sistema de misiles rusos) a plena vista, y parece que a todos les encantó porque en verdad lo hicieron. Lastimosamente este modelo fue descubierto por una filtración que había en la CIA, pero quizá haya otros similares. Lo que nos deja con la pregunta: ¿cómo demonios llevas de manera no sospechosa un tronco de árbol hasta las afueras de Moscú?
KIT DE GANZÚAS
A veces, para plantar un micrófono o fotografiar unos cuantos documentos clasificados, el agente o el espía (entrenado propiamente por el primero) tienen que ir en mitad de la noche a un edificio y forzar una cerradura para poder entrar. La idea consiste en intentar conseguir gente con acceso a la información y lugares que el servicio de inteligencia necesita, pero cuando eso no es posible, kits como este son muy útiles.
PALOMAS CON CÁMARA
A comienzos del siglo XX y especialmente a principios de la Primera Guerra Mundial, antes de que la tecnología aeronáutica fuera confiable y una vez fue posible reducir las cámaras fotográficas a tamaños muy pequeños, el reconocimiento aéreo se hacía con palomas. No, no estoy bromeando. Las palomas eran entrenadas para volar sobre territorio enemigo y luego volver a su base, con una cámara de una docena de fotos tomadas en una frecuencia elegida por su dueño. Eran, además, tan difíciles de matar en el aire que a veces se traían halcones o aves de presa al campo solo para que las cazaran. Claro, todo esto se acabó en cuanto se popularizaron los aviones.
RELOJ CÁMARA
No es muy sutil. Este reloj alemán Steineck no da la hora, y en lugar de diales tiene una cámara de ocho fotografías que cualquiera puede ver si mira con detalle. Es un invento de la posguerra, por lo que es de hecho una tecnología bastante avanzada para su época, pero al mismo tiempo muy difícil de usar: había que apuntar la cámara sin ayuda de un viewfinder, todo mientras el agente reza para que nadie le pida la hora.
 CÁMARA MINOX
En 1936, Walter Zapp, ingeniero nacido en Letonia, creó, sin saberlo, uno de los dispositivos de espionaje más populares de la Guerra Fría: la cámara Minox. Usaba un film de tan solo un cuarto de 35 mm, pero aun así podía tomar hasta 50 fotos. Podía ocultarse fácilmente en un bolsillo escondido o debajo de la manga, y tanto la CIA como la KGB (y otras agencias de inteligencia) inventaron montones de objetos huecos donde sus espías pudieran ocultarlas.
 SOMBRILLA DE BALINES
Georgi Markov era un autor búlgaro disidente, que había huido a Inglaterra y trabajaba como periodista para la BBC mientras ponía en ridículo al régimen búlgaro. Sobra decir que a los búlgaros no les gustó para nada eso. En 1978, mientras Markov esperaba el bus para ir a trabajar, sintió lo que parecía un piquete de abeja en su muslo. Cuando se volteó, solo vio a un sujeto recogiendo su sombrilla que se apresuró a irse en un taxi. Cuatro días después, Georgi Markov había muerto. Una autopsia reveló que tenía un balín con ricina (un poderoso veneno natural) del tamaño de la cabeza de un alfiler incrustado en el lugar en el que había sentido la picadura.
Esta sombrilla es un modelo igual al que mató a Markov, ya que la original “probablemente esté en el fondo del océano Atlántico”. Dispara un balín envenenado desde su punta. Fue usada por la KGB y otros servicios de inteligencia aliados entre los años setenta, aunque ese es el único caso registrado. Es un arma tan efectiva que quién sabe cuántas personas hayan caído ante ella.
 KIT RECTAL DE ESCAPE
“Es un kit de herramientas que te introduces por el recto”, es como lo explica Houghton, por si no queda claro por su nombre. Para los agentes de la OSS que sabían que iban a ser capturados y registrados a fondo durante la Segunda Guerra Mundial, esta era una opción para tener herramientas a la mano que les ayudaran a escapar más tarde de prisión.
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