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Cultura

La vida de Monsieur Periné

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Foto:

Latinoamérica gitana
Hay pocas bandas que hayan conectado un suín tan certero a la quijada de la música nacional joven como Monsieur Periné. Y, casi sin proponérselo, han terminado por interpretar el nuevo ritmo de una generación. Han hecho un entramado exquisito de idiosincrasia colombiana con cadencia de jazz, que logra complementarse con una interiorización contemporánea de músicas latinoamericanas populares como el bossa nova, el son cubano, la cumbia, la salsa y el porro, entre muchas otras.
Ellos proponen “sancocho gourmet”: “una mezcla heterogénea de tradiciones, ingredientes que tiene un sabor propio y muy latinoamericano; música que a la vez se intenta hacer con un alto nivel de detalle y calidad”. Durante sus primeros cinco años de trayectoria artística, Catalina García (voz), Santiago Prieto (cuerdas), Camilo Parra (vientos), Nicolás Junca (guitarra), Fabián Peñaranda (contrabajo), Miguel Guerra (percusión) y Daniel Chebair (batería) han logrado invocar la magia correcta sobre las notas y la alquimia acertada en los escenarios para encantar a todo un continente.
Pero la verdad es que no han tenido que valerse de ningún truco ilusionista para lograrlo. Una buena prueba de esto es Hecho a Mano, el debut discográfico de 2012 que se convirtió en Disco de Oro nacional con pocas semanas de su lanzamiento, gracias a éxitos esenciales como La Muerte, Suin Romanticón, La Playa o Cou Cou.
Con el consentimiento conjunto de la crítica, y los seguidores, Monsieur Periné ha logrado una joven carrera que ha trascendido los lugares comunes de la música alternativa y comercial en su país.
Tras una apretada agenda de conciertos durante el primer semestre de 2013, la banda continuará con una buena suma de fechas por Brasil y una ambiciosa gira por Alemania, Austria, España y una parada en el célebre Montreux Jazz Festival de Suiza.
Antes de retomar la vida nómada, Catalina, Santiago y Camilo –nucleó vital de composición en la música de Periné– se sentaron a hablar con DONJUAN en Bogotá.
DONJUAN: ¿De qué manera han reajustado sus propias vidas a la vida de la banda?
MONSIEUR PERINÉ: Monsieur Periné se ha convertido en un proyecto de vida colectivo, en el que cada integrante depende directamente del trabajo grupal. Asumimos nuestra música como trabajo de tiempo completo. Por ejemplo tenemos ensayos musicales generales, ensayos parciales en que la banda ensaya por secciones según los instrumentos, pruebas de sonido y conciertos que demandan disciplina, orden y absoluta atención.
También reuniones de trabajo por fuera de lo musical para tomar decisiones en órdenes tan importantes como la música: presupuesto, estrategias de comunicación, creación de vestuario, producción técnica, prensa, etc. En medio de todo esto tuvimos que asumir un estilo de vida nómada a plazo indefinido.
Estamos siempre planeando giras que, cuando las llevamos a cabo, implican cambios de alimentación abruptos, cambios de horarios, cambios de idioma, trámites burocráticos, pocas horas de sueño, poco tiempo para descansar y estar cómodos.
DJ: El ciclo de Hecho a Mano parece haber sido largo, pero aún no se desgasta. De todos modos, hay música nueva que aún no se ha grabado, ¿por qué lado va?
M. P.: El disco se lanzó en junio del año pasado. Está próximo a cumplir un año. Sin embargo, muchas canciones de ese repertorio las tocábamos antes de que se fijaran en el álbum. Hay composiciones de muy vieja data, de cuando empezábamos a desarrollar ese oficio de artesanos que elaboran canciones, un oficio que venimos perfeccionando y del cual somos aún aprendices. Pero cada semana sale música nueva. Y las ideas que salen, curiosamente, están permeadas por las experiencias que hemos tenido viajando y conociendo nuevos lenguajes de la música. La impresión más importante que nos han dejado los viajes ha sido el “ritmo”. La música nueva que estamos haciendo, pone un énfasis muy grande en el ritmo latinoamericano.
Estamos tratando de entender realmente qué es Latinoamérica en su música y nos hemos dado cuenta de que la herencia africana, además de la indígena y europea, es esencial y definitiva: por eso estamos obsesionados con el ritmo.
DJ: ¿Qué es lo más interesante que han logrado descubrir en ese diálogo que plantean entre las músicas gitanas y el jazz con los ritmos latinoamericanos?
M. P.: De lo gitano nos ha atraído mucho la idea de lo nómada, que es en lo que se han convertido nuestras vidas con tantos viajes que pierde uno el sentido de un domicilio fijo. Ese divagar por el mundo es la mayor fuente de experiencias que hemos podido disfrutar, más aún que la universidad y el conocimiento sistematizado. De Latinoamérica tenemos tres raíces que culturalmente nos definen: la indígena, la europea y la negra, siendo esta última la más fuerte en la música (al menos para nuestros oídos) que, como lo señalábamos ya, finalmente se manifiesta en el ritmo.
DJ: ¿Qué circunstancias los llevaron a estar más cerca de un Django Reinhardt que de un Lucho Bermúdez o un Jim Morrison?
M. P.: Django Reinhardt fue nuestro descubrimiento de la guitarra en la adolescencia y pronto se convirtió en una novedad que nos cautivó de inmediato. Por su manera de tocar la guitarra muy especial y su sonido único. Nos metimos en el rollo de aprender a tocar ese estilo en la guitarra sin excluir otros gustos, música de algunos ídolos más familiares y comunes en nuestros repertorios cotidianos. Fue una casualidad que vino a cobrar sentido hasta ahora. De todos modos, si se oye con atención podrá encontrarse a Camilo muy cerca del maestro Bermúdez, en el solo de La Muerte, o a Catalina de Jim Morrison durante su actuación histriónica sobre el escenario cada vez que canta Nada puro hay.
DJ: Empezaron a hacer música en pleno auge de tropi-pop. ¿Es desacertado afirmar que se han sentido ajenos a las corrientes musicales jóvenes más comerciales de Colombia?
M. P.: No. Nos ha tocado bailar toda esta música y escucharla en radio. La entendemos, la apreciamos en su medida justa. Pero como músicos hemos aprendido que lo que está de moda no necesariamente es lo mejor para deleitar los oídos o animar una fiesta.
Por: Eugenio Chahín - Fotografía: Spoon
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