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Cultura

Game of Thrones: una reseña de la mejor hora de televisión del año

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Foto:

¿Recuerdan esa escena, al principio de Saving Private Ryan, cuando están desembarcado en las playas de Normandía? No sé ustedes, pero nunca había visto algo parecido. Los soldados vomitaban por los nervios, las ráfagas de metralleta diezmando a todos los jóvenes de un barco, balas que vienen de todas partes, los gritos de ayuda de los heridos que intentan parar la sangre con sus manos… ¡hay un tipo sosteniendo su propio brazo, sin idea de qué hacer! No hay héroes ahí. Es desesperación, es miseria, es el horror de la guerra.
El capítulo de Game of Thrones este domingo se sintió así. Aunque una proeza en términos cinematográficos, “Battle of the Bastards” no tenía nada de noble ni elegante. Jon Snow no luchó como un caballero, sino como un soldado más que combate por puro instinto de supervivencia. No fue el romanticismo de las batallas de El señor de los anillos, sino la dura realidad de que cuando te apuñalan, sangras. Nos sentimos sofocados y desesperados en esa escena en la que nuestro bastardo favorito casi muere enterrado entre los cuerpos de sus hombres, nos sentimos impotentes cuando Thormund Giantsbane casi muere por los pesados golpes de Karstark. Algunos (no diré nombres) teníamos los ojos aguados cuando vimos a Wun-Wun el gigante caer. Qué alivio sentimos cuando todo terminó y, para rematar, ganamos por pura suerte… y por Sansa, una estratega que está lejos de ser la niña chillona que molestaba tanto en las primeras temporadas.
A diferencia de otras grandes batallas en la serie –que generalmente están en el capítulo 9 por si no se ha dado cuenta– “Battle of the Bastards” tiene dos características únicas: primero, ni los lectores de los libros sabían el desenlace de esta pelea, que aunque improbable, pudo haber terminado con Jon Snow sucumbiendo ante las flechas (algo que no sería inusual en una serie que nos dio la Boda Roja, mostrándonos que todo acto imprudente tiene sus consecuencias). La segunda es que no nos presenta la opción de alentar al otro bando, como en “The Watcher on the Wall”, donde aun siendo la Guardia de la Noche los héroes, era fácil relacionarse con la búsqueda de refugio y las ganas de sobrevivir de los salvajes. El capítulo de esta semana fue más parecido a “Hardhome”, la pelea de la temporada pasada contra los caminantes blancos; sin embargo, quizá los espectadores odien más a Ramsay Bolton que a los zombies de ojos azules.
Después de todo, Ramsay Bolton era eso: un psicópata hecho para ganarse el odio de la audiencia. Claro, Joffrey era más molesto, pero al menos mostraba rastros de humanidad, apreciaba el amor de su madre y temía en secreto a hombres más capaces que él. Ramsay solo sabía hacer lo peor, arrancar genitales y alimentar a su hermano a los perros. Era tan malo que era predecible, lo cual hace que el público se canse de él. Este era su momento de partir, de manera tan grotesca como vivió hasta el último minuto. Descansa en paz, maldito bastardo.
Como espectadores, terminamos en una nota dulce tanto sufrimiento: Winterfell está en manos de sus verdaderos dueños, el psicópata pagó por sus crímenes y no tenemos que llorar por ningún personaje central. Este episodio nos mostró el realismo al que puede llegar la serie, mostrándonos los horrores de la guerra, pero nos recordó que Game of Thrones es una fantasía; y, a veces, los buenos ganan contra toda probabilidad. 
Por mi parte, no tengo problema con eso.
Ah, y también pasan unas cosas chéveres en Mereen. Danny quema algunos barcos, los dothraki llegan a cortar las cabezas de los hijos de la Arpía, y al fin recuperamos al Tyrion astuto y de diálogos fuertes que no intenta hacer chistes ni echar un monólogo sobre lo bueno que es un vino. Bla, bla, bla… Hablando en serio, la batalla por Winterfell fue tan épica que dejó a un lado a los dragones.
Pero el capítulo ya es pasado. ¿Qué nos espera en este final de temporada? Aquí están mis apuestas y los aliento a ustedes a hacer las suyas en los comentarios:
• La expresión “si me voy, te llevo conmigo al infierno” tiene forma de mujer y su nombre es Cersei Lannister. No fue gratuita la explicación de Tyrion de que debajo de King’s Landing se esconden toneladas de fuego valirio (como el que usó en la temporada dos en la batalla del Blackwater) y muchos han especulado que el plan de Cersei es destruir el Septo de Baelor, aunque quizá se le salga de las manos. ¿Esa escena del salón del trono de hierro destruido y cubierto en nieve? Así es como Daenerys encontrará la ciudad.
• ¿Realmente importa quién se queda con el trono de hierro? El invierno se acerca y con él, el Rey de la Noche. Mantengo mi teoría de que este final de temporada pondrá en perspectiva lo que es realmente importante: que los reinos del hombre deben unirse para luchar una última batalla contra las fuerzas de la magia y la naturaleza.
• Alcanzaremos a ver un poco de Arya en este final de temporada, llegando a King’s Landing. La pregunta es si continuará con su venganza o intentará volver a casa, ya que después de tanto tiempo tiene una a la que volver.
• La paz no reinará mucho en Winterfell: Davos va a por Melissandre por la muerte de Shireen; además, la alianza con Petyr Baelish puede terminar enfrentando a los dos hermanos Stark.
• ¿Qué carajos van a hacer las serpientes de arena? Creo que los escritores se preguntan lo mismo.
Notas aparte sobre el capítulo
• Sí, la muerte de Rickon fue cruel, pero la muerte más emocional fue la de Wun-Wun, el último gigante, que luchó con tanto fervor por una causa que no era suya en primer lugar. Te extrañaremos, amigo.
• ¿Dónde estaba Ghost, el lobo huargo de Jon, en medio de todo esto?
• La serie parece estar dejando todo el poder en manos de las mujeres (Sansa, las serpientes de arena, Daenerys, Yara), pero no por esto será un reino bonito. Vemos que desde los planes de empalar a los maestros de Daenerys hasta esa sonrisa de Sansa mientras Ramsay grita al ser devorado por perros, tienen un lado oscuro que se compara al de sus antecesores.
• Este es un capítulo hermoso de ver. La serie no suele sobresalir por su cinematografía (haciendo el intento, puedo recordar muy pocas escenas destacables), pero en este caso recuerdo el cuerpo de Rickon en el piso mientras Jon Snow cabalga en el fondo, recuerdo ver a Jon desde arriba saliendo a la superficie entre la multitud de vivos y muertos, recuerdo a Davos contra los cálidos colores del amanecer en el cielo y el blanco de la nieve a sus pies.
Si quiere saber más del autor, sígalo en Twitter como @ElPrincipote
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